Capitulo 1- Los Juegos del Hambre

-Distrito 1-
-5 días para la cosecha-

-En el mercado-

-Podremos darte... 500.

-Discúlpeme, pero esto vale como mínimo 1200.

-Los juegos empezaran dentro de poco. No podemos malgastar el dinero en cosas como estas. Y teniendo en cuenta tu edad, deberías estar preparándote para ellos.

Tras soltar un gruñido, el pequeño chico salió del edificio conocido como "El Mercado". Ahí la gente llevaba lo que creía que podía serle de utilidad al Capitolio, y les pagaban por ello.

Luca, de 12 años, se ganaba la vida fabricando cosas y vendiéndolas. Su familia no era muy rica y un dinero extra nunca venia mal en casa. Así que, después de las clases, se dirigía a los suburbios de la ciudad en busca de material.

Pese a vivir en el Distrito 1, nunca se había sentido atraído por la lucha. Había conseguido librarse siempre de esos entrenamientos. Lo que le gustaba de verdad era la botánica. Sabía reconocer las plantas venenosas, nutritivas, preparar antídotos y venenos...

Ahora se dirigía al parque principal. Allí había muchos chicos de su edad jugando. Luca se acerco al pequeño lago que había en el centro y se puso a tirar piedrecitas, enfadado.

Odiaba los Juegos del Hambre. A su parecer, eran estúpidos. Nunca los entendió. Además, cuando faltaba poco para la celebración, los del Capitolio nunca pagaban bien por nada, a no ser que fuera completamente necesario.

Pero las palabras de ese hombre le rondaban en la cabeza. "Deberías estar preparándote". Ese era el primer año en el que su nombre entraría en la urna. El no se definía como un niño miedoso y, teniendo en cuenta que su nombre aparecía por primera vez en la urna, no había muchas posibilidades de que saliera elegido. Pero no podía negar que estaba asustado.

Se levanto con pesadez y se dirigió a consultar unas cosas con su maestra.

-En la Sala de Entrenamientos del Distrito 1-

Una chica pelirroja, de pelo corto, se entrenaba con pistolas y cuchillos. Sus ataques iban dirigidos contra maniquíes que iban apareciendo. Parecía no cansarse.

Sin previo aviso, sonó un pitido. Eso ponía fin a esa sesión de entrenamiento. Unas puertas se abrieron y ella las atravesó. Camino por algunos pasillos hasta entrar a una sala decorada lujosamente. Allí se encontraba un hombre de unos 35 años, rubio, llamado Klaus Termes. En su mano sostenía una copa de Vodka.

-Gran entrenamiento- dijo para darle un sorbo a su bebida.

-Puedo hacerlo mejor- la chica se acerco a una mesa y lleno una copa que se encontraba sobre esta con la misma bebida que el hombre. Se la bebió de un trago y la relleno.

-Lo se, pero tampoco puedes exigirte tanto, Pandora. Como tu mentor debo preocuparme por ti.

-Si de verdad te preocuparas por mí no me dejarías beber esto.

-Yo también fui joven, y a tus 16 años un poco de alcohol no te hará daño. Dentro de unos días ya no podrás probarlo porque...

-Porque entrare en la arena. Ya me ha quedado bien clarito- interrumpió.- Me lo has repetido tantas veces que creo haberlo vivido ya- dijo con arrogancia.

- Eres tú la que quiere. Yo no puedo obligarte.

-Si puedes, pero da igual porque eso es lo que deseo. Llevo entrenándome 4 años para esto y no quiero que hayan sido en vano.  Ya estoy completamente preparada y sé que puedo entrar ahí y ganar sin problemas por el distrito.

Klaus rio con sorna.

-Tu no quieres ganar por el distrito. Solo ansias ganar para recuperar la grandeza de tu apellido.

- Quizás tengas razón. Los Greatblood no tenemos muy buena fama últimamente. Pero hay algo mas- cuando termino la frase se bebió todo lo que quedaba en su copa.

-¿Algo más?

-Si quiero saber lo que se siente... Al derramar la sangre de otra persona...- tras decir eso reventó la copa con su mano y salió de la habitación, dejando a su mentor con una sonrisa pérfida en la cara.

-En el Invernadero-

-Maestra Greengrass-llamaba el pequeño Luca- Maestra. ¿Esta ahí?

-Aquí Luca.

Una chica de 22 años apareció entre la maleza. Lavanda Greengrass, experta botánica y curandera, y además maestra de Luca. De pelo de color rosa pálido recogido en un moño.

-¿Que quieres? Sueles venir por la noche.

-Hay algo que tengo que preguntarle- hablo mientras se acercaba a ella.

-Dispara- dijo mientras organizaba unas cosas de su mesa.

-¿Que se siente al estar en la arena?

Lavanda dejo lo que estaba haciendo y se giro para encarar al muchacho.

-¿Te preocupa salir elegido?

Luca asintió levemente y sus ojos empezaron a soltar lágrimas. Lavanda se agacho un poco para quedar a su altura y le abrazo para consolarle.

Después de tranquilizar a Luca, se sentaron en unas sillas que había en el lugar y comenzaron a beber una infusión.

-Por favor, cuénteme que pasa ahí dentro. Después de todo, usted salió con vida- pidió Luca.

Lavanda Greengrass había sido la vencedora de la primera edición de los Juegos, hace casi 5 años.

-La verdad es que, como nunca se habían celebrado y nadie tenía muy claro de lo que iban, no estaba muy asustada. Pero dentro todo es distinto. Pueden matarte en cualquier momento. Mientras duermes, mientras comes. La arena cambia cada año. A mí me toco los cañones de roca. Un paramo donde los pocos lugares que había para esconderse estaban ocupados y tenias que matar para hacerte con ellos

-¿Usted mato a alguien maestra?

-Por suerte, solo me vi obligada a matar a 2 personas. La primera en el cañonazo de salida y a la segunda el cuarto día.

-¿Y como consiguió ganar?

-Mientras dormía se acercaron dos. Pero uno de ellos acabo con la vida del otro y más tarde de la nada apareció una bestia que lo mato. Eso me dio la victoria. Digamos que, fue una buena casualidad.

-¿Entonces, solo escondiéndome podría ganar?

-Me temo que no. Por suerte, yo participe en los primeros juegos y nadie sabía muy bien lo que hacer. Pero ahora están preparados.

-Oh...

Lavanda vio la mirada triste de Luca.

-Pero no te preocupes. Es prácticamente imposible que salgas elegido, tu nombre solo ha aparecido una vez.

-Eso espero...

-¿Oye, por que no hablas de esto con tus padres o tus hermanos? Te podrán dar mejores consejos que yo.

Y tras dedicarse una sonrisa Luca se fue a casa a pensar.

-4 días para la cosecha-

-Mansión de los GreatBlood-

-¡Idiota! ¡No sabes hacer nada bien!- gritaba Pandora a una sirvienta, que había tenido la pala suerte de pincharle con un alfiler mientras tomaban los patrones para diseñarle un vestido para la fiesta que su familia celebraría 1 dia antes del día de la cosecha.

-Y-yo... Perdóneme señorita Greatblood...

-Continua. Y esta vez hazlo como es debido-dijo con tono firme.

-Si...

Que decir tiene, que la gran Pandora Greatblood se había levantado esa mañana con el pie izquierdo. En las 3 horas que llevaba levantada ya había roto 6 jarrones, abofeteado a 3 sirvientas, insultado 28 veces a su hermana pequeña y lanzado mas de mil maldiciones al aire.

Estaba inquieta. Los Juegos ocupaban su mente. No tenía miedo, claro que no. Es mas, tenía clarísimo que ganaría. Ningún otro tributo le resultaría ningún gran problema. Un tiro a la cabeza mientras dormían y listos.

Lo que preocupaba a Pandora eran las personas del Capitolio. Si a ellos no les gustaba alguno de los tributos, este tendría muy difícil ganar. Para vencer eran necesarios los patrocinadores y ella no tenía un gran don de gentes.

Además, estaba el hecho de que ellos contralaban lo que pasaba en la arena y podrían eliminarla cuando quisieran.

Además, para terminar de crispar sus nervios estaba su hermana pequeña, de 12 años. Esa mocosa era realmente odiosa. No estaba preocupada en absoluto por salir a participar en los Juegos. Sabía perfectamente que su hermana seria la elegida femenina quisiera el destino o no.

El que si estaba con los nervios a flor de piel era su hermano de 15 años. Su nombre aparecería 27 veces en la urna, todo por haber querido obtener cereal a espaldas de sus padres y venderlo en el mercado negro a un precio más alto. Ahora, por culpa de su avaricia, tenía muchas posibilidades de ser elegido y sabia que su hermana era capaz de matarlo. Así que su nerviosismo era perfectamente comprensible.
Pandora se miro al espejo que tenía enfrente. Como siempre, su flequillo le tapaba el ojo derecho. Siempre que se miraba lo recordaba. Pero decidió no pensar más ello, no. En cambio  decidió dedicarse a criticar el trabajo de los empleados de la casa.

-1 dia para la cosecha-

-Mansion Greatblood-

Se celebraba una fiesta en la mansión. Todo el mundo comía, bebía y charlaba. El tema principal: los Juegos. No se hablaba de otra cosa. Las jóvenes adolescentes estaban tranquilas, todas sabían quien saldría elegida para representar al distrito.

En cambio, los muchachos estaban igual o más nerviosos que Gregory. Ninguno quería saber lo que era enfrentarse a Pandora.

-En la casa de los Lancaste-

Allí cenaban en silencio. 5 personas comían sin mucho entusiasmo por el día que llegaría mañana.

El mayor de los tres hijos, de 14, miraba el plato y de vez en cuando comía algún guisante perdido. Su nombre saldría 13 veces.

El mediano, de 13, se dedicaba a llenar su vaso de agua para después bebérselo, mirando a la nada. Su nombre aparecería  6 veces.

Y, por ultimo Luca, era el único que había comido la mitad de su plato. Su nombre aparecería solo 1 vez. Decidió romper el hielo.

-¿A quien creéis que le tocara?

Todos le miraron, pero ninguno contesto, así que Luca continuo.

-He oído que, de las chicas, probablemente Pandora Greatblood se presente voluntaria. Todo el mundo habla de ello. En mi opinión hay que estar muy loco para ir de voluntario a eso. ¿Vosotros que creéis?

De nuevo no recibió respuesta, por lo que Luca continuo lo que, por momentos, se parecía mas a un monologo a una conversación entre familiares.

-Este año parece que tocara el arena de la montaña. Tiene muchos lugares para esconderse y...

-Luca-hablo su padre.

-¿Si?

-Tu no saldrás elegido.

-Yo no he dicho que vaya a salir. Solo...

-Entiendo que estés nervioso. Pero lo mejor será que quites esa idea de tu mente. No saldrás.

-Bu-bueno, es poco probable. Pero puede que...

-En el remoto caso de que tu nombre salga de la urna tu hermano mayor se presentaría por ti.

-¡¿Que?!- el mayor de los niños reacciono.

-Tu hermano no podría sobrevivir. Tu sabes usar la espada, podrías hacer algo.

-Pandora Greatblood se presentara. No tardaría ni dos segundos en clavarme un cuchillo en el cuello.

-Pandora Greatblood no es la diosa del combate. Dejad de ponerla en un pedestal.

Así empezó otra discusión mas en la familia de los Lancaste. Luca salió del comedor y se dirigió a su habitación a intentar dormir un poco.